Julio  de 1999 - N° 193

INSPIRACIONES FRENTE AL DESEMPLEO

Por Mariano Wolfson

Una especialista en tecnología informática aplicada al mundo empresarial explica su “sistema” para enfrentar y superar el problema de la desocupación. 

Contadora pública dedicada a la consultoría de empresas en tecnología informática por más de veinticinco años, Nora Fusillo supo asesorar a compañías internacionales como Gillette, Coca Cola, Bayer, Colgate y Lever, y que frente al cambio del escenario mundial  fue girando su foco de trabajo hacia la transformación del ser humano y su valoración en el mundo empresarial. Apuntaló este vuelco profesional tomando cursos con Shakti Gawain, John Grinder, Lair Ribeiro y John Gray, entre otros maestros, y logró el reconocimiento de sus pares y alumnos a partir de sus artículos, conferencias y talleres sobre factor humano y empresa, calidad de vida y calidad de servicio, comunicación eficaz y relaciones interpersonales. Desde 1997 conduce una serie de seminarios de reinserción laboral, concebidos para lidiar con el  problema de la desocupación, y recientemente acaba de publicar “Se acabó el desempleo, convierta la crisis en una oportunidad para crecer y generar su mejor ocupación”.

- ¿Cómo se dio tu pasaje de una disciplina “dura”, como es la contaduría, al trabajo con propuestas de desarrollo personal? 

- Hice dos caminos paralelos. Por un lado tuve una formación con mucho peso en las matemáticas, porque he sido una apasionada de los números, y la contabilidad me dio una base excepcional para organizarme en la vida. Y a partir de ahí se dio mi acercamiento a la tecnología informática, en un momento donde a las mujeres no nos querían como contadoras, porque en los grupos de auditoría decían que al entrar en una fábrica para hacer un inventario íbamos a distraer a los obreros... Te hablo de los comienzos de los `70 --yo me gradué en el `69--. Así es que llegué como por casualidad --aunque lo cierto es que nada es casual-- a la informática, un rubro que tomaba gente joven, recién salida de la universidad, que probaba con mujeres por esto de la lateralidad, porque veíamos los detalles y no sólo el bosque. Era un campo apasionante, por entonces éramos los pioneros y había que crearlo todo. Para mí fue un motor increíble. Trabajé muchísimos años en esto hasta que llegó un punto en donde los sistemas ya estaban hechos y sólo había que ensamblar piezas. Todavía quedaba el ámbito de la política estratégica: articular los desarrollos en el escenario puntual de los negocios. Pero ya no había el mismo espacio para crear.

- ¿Te dedicabas al desarrollo de sistemas?

- Sí, y más que eso. Diseñaba escenarios futuros de tecnología. Las compañías contrataban mi visión a cinco años, porque se modificaba todo tan rápido que necesitaban implementar sistemas que pudieran sobrevivir al cambio tecnológico. Yo tenía esa visión, ese olfato: era como un guía explorador que veía lo que venía, y planteaba los escenarios virtuales desde los cuales se armaban todas las estrategias de  sistemas. Y además diseñaba productos innovadores, que cambiaran la forma de trabajar de la gente. Siempre pensé que la tecnología era un aliado para quitarnos el esfuerzo de encima. Porque en realidad la revolución industrial, --que es la que creó la fórmula del empleo, de la cual el desempleo es la otra cara de la moneda--, nos equiparó a las máquinas, nos colocó en una relación caballos de fuerza / horas hombre. Quedamos anclados ahí, al lado de una máquina, o al pie de un puesto, aunque fuera un escritorio. Y hasta llegaron a estudiar nuestros reflejos para optimizar los tiempos de la producción. A mi entender, fue una etapa de una cierta esclavitud. En cambio la máquina, el robot, llevado a esta revolución tecnológica, nos viene a liberar y a devolvernos el poder de pensar, de imaginar, de innovar.

- Entonces estaríamos recuperando el estatus de lo humano anterior a la revolución industrial...

- Aparece una nueva actitud frente al mundo. Cuando Galileo Galilei hizo sus planteos muy pocos le creyeron, y eso que estaba hablando del afuera, del universo y los planetas. Ahora lo que cambia es la concepción de nosotros mismos, porque la física cuántica, la metafísica aplicada, todo lo que el hombre vio desde que salió del planeta y llegó a la Luna, produjo un cambio total en que los seres humanos pasamos a ser los observados, además de los observadores. Estamos en el punto de cambiar nuestra percepción del  mundo, de cómo somos nosotros, quiénes somos y cómo son los otros en relación.

Volviendo a mi recorrido personal, en paralelo con la carrera de contadora, egresé de la Escuela Nacional de Danzas y estudié música. Ese era como mi lado oculto, que no comentaba demasiado, pero fue el que me ayudó a crear y a crecer. Y cuando terminé la escuela de danzas seguí estudiando pintura con un gran maestro --Demetrio Urruchúa--. De este modo, la mente la trabajaba mi formación matemática, y el cuerpo y la creatividad, los exploraba con la danza, la pintura y la música. Las dos corrientes se fueron integrando en mi vida. Y esta integración entre el cuerpo y la mente fue fundamental, porque finalmente ninguna respuesta está fuera de nuestro cuerpo.

- Esto te fue conduciendo desde un modelo basado en el conocimiento y la razón a otro que empieza a apoyarse en la intuición y en el paradigma creer-crear del que hablás en el libro...

- Y en la imaginación. En este momento es más importante imaginar que conocer. Porque el conocimiento acumulado, buena parte de lo que sabíamos, tenemos que desaprenderlo; ya no nos sirve para seguir adelante: responde a una visión de principios del siglo que se va. Yo trabajo desde la base de la neurolingüítica aplicada y la ontología del lenguaje. La neurolingüística dice: “si sigo haciendo lo mismo que hice hasta aquí, seguiré obteniendo los mismos resultados”. Conclusión: tengo que hacer algo diferente. El título de mi libro dice “se acabó el desempleo” justamente porque para que pase algo distinto en el futuro, tengo que declararlo en el presente, hoy, porque ahora estoy eligiendo el futuro al que quiero ir. Y además de declararlo es preciso “verlo”, construir la visión de un mundo nuevo entre todos, fuera de este tema del empleo o desempleo que son variables extinguidas, que pertenecen a la revolución industrial que ya acabó. Hoy estamos transitando la etapa de la realidad virtual, con desafíos deslumbrantes, en donde vamos a poder retomar el ocio creativo. Esto es muy importante porque cuando no hacemos nada para ganar plata, cuando disfrutamos de ser seres humanos, de estar con nosotros mismos, es ahí cuando aparecen las ideas para encontrar  la ocupación que nos gusta y que nos conduce a generar dinero. Necesitamos aquietarnos para encontrar las respuestas adentro.

En este sentido a los argentinos nos sobran los ejemplos: los inmigrantes, nuestros abuelos, nunca dependieron, eran hombres fuertes, poderosos, igual que nosotros... estamos fabricados con el mismo molde, con la misma chispa divina. Falta que despleguemos ese potencial que está ahí atrapado y replegado...

- Está atrapado en gran medida por condicionamientos sociales, porque como decíamos, el sistema que surgió a partir de la revolución industrial colocó al hombre como engranaje de una gran maquinaria...

- Y nos pusimos muy cómodos. Eso de tener un sueldo seguro a fin de mes  nos llenó de confort pero a la vez nos quitó buena parte de nuestra fuerza, y ahora estamos todos esperando que nos den las cosas en la boca, masticadas si es posible. Pasan cosas increíbles: hay personas que están formadas, están preparadas para dar un seminario, pero no se atreven por el miedo... casi se lo tenés que escribir para que salgan al podio. ¿Cómo puede ser? Nuestros abuelos tenían siempre presentes el “yo puedo, yo creo y yo quiero”, que son las tres fórmulas mágicas, el Ábrete Sésamo de cada uno. Seguramente presentían esa fuerza de la humanidad, de siempre, de ir adelante. En este último tramo de la historia, en cambio, el empleo implicó cierta cosa “subsidiada”, y luchamos por nuestros derechos, por protegernos... Y como en toda economía protegida sucede que cuando uno consigue aquello por lo que lucha, resulta que ya no le sirve porque los costos lo sacan del mercado...

Para salir de la queja

- El problema ahora es que el modelo neoliberal destruyó de plano toda la red de contención social, de golpe y sin alternativas...

- El Estado ha sido un Estado paternalista, benefactor, y no un Estado educador, que es la transición hacia la que tenemos que ir. Un Estado que  brinde las herramientas que tienen que ver con lo comunicacional, y no sólo las técnicas. Esto ya se está haciendo en los jardines de infantes, y también en las escuelas primarias. Falta que este concepto llegue a la secundaria y a la universidad: que se atienda a la persona, al ser, además del rol. Hoy está todo dirigido al rol, a formar médicos, ingenieros; se crea una estructura y hasta un acorazado. Y no se atienden las inseguridades de la persona, lo que hace a la maduración de su inteligencia emocional. Recién ahora empezamos a transitar estos conceptos. La comunicación es fundamental: a la hora de cerrar un negocio, lo que cuenta es la seguridad que uno le transmita al otro, no lo que uno sepa. Uno puede ser un alumno diez en la Facultad, pero ser un inseguro total cuando se sienta en una entrevista de trabajo. Yo vendí sistemas que todavía no estaban hechos, que estaban en mi cabeza; apenas si los bajaba al papel con unas líneas. ¿Qué me estaban comprando? La seguridad y el convencimiento de que íbamos a lograr el mejor sistema posible con determinados niveles de inversión.

Por otro lado están los que le sugieren a la gente cómo actuar en una entrevista, y hasta cómo vestirse. Esto no lo comparto porque le quitan espontaneidad. La persona que va con un libreto armado, contestando lo que supone que el otro espera, se equivoca, porque realmente no sabe lo que el otro quiere que conteste. Yo he seleccionado gran cantidad de personas para los equipos de sistemas y siempre he tomado a aquellas que me sabían decir “no, mire, en esto no estoy seguro, pero en esto otro sí me juego, me comprometo”, y nunca a la que me contestaba dentro de un libreto.

 - Es decir que la transparencia es conveniente hasta como estrategia...

- No, como estrategia no. La consigna es ser uno mismo, actuando con integridad, sinceridad y valentía. Aunque te equivoques, ser vos mismo es lo que te lleva adelante. El aprendizaje a partir del error es una contribución en tu camino de crecimiento.

En las empresas recién hoy se empieza a hablar de organización circular, de liderazgo móvil, de que todos somos líderes, del primero al último. Recién ahora se está rompiendo con el esquema militar, con grandes resistencias desde los cuerpos intermedios. Los de abajo de la pirámide y el top de las organizaciones son los que más entienden este proceso, porque la gente más simple, la menos “preparada”, es la que tiene menos estructuras que desarmar y que vencer. Y los directivos, que no por  casualidad ocupan esos cargos, también son los que pueden tomar con más facilidad estos desafíos. En cambio los cuadros intermedios, que a veces están tan armaditos en todos los aspectos, cuesta mucho más que saquen lo que tienen adentro, la espontaneidad, la sinceridad, y que tomen riesgos...

- Sí, en ese sentido la formación universitaria a veces no colabora, porque propone un discurso cerrado donde los docentes y alumnos se mueven con seguridad, pero muy lejos del discurso común y corriente de afuera, del mundo cotidiano y las interacciones reales.

- Claro, se usa una terminología que después no es accesible al destinatario. Pasa lo mismo que sucedía antes, en las fábricas, en los laboratorios: hacíamos el producto que nos satisfacía a nosotros, sin pensar en el usuario. Hoy en cambio lo más importante es escuchar al cliente. Cada vez tendemos más a ser una oreja para el otro, y esto impacta creando un clima de tolerancia tanto en las empresas como en la sociedad. Si uno se involucra con lo que le pasa al otro, con el modo en que ve las cosas desde su lugar, se abre un nuevo modo de percibir al mundo. Ese es el punto de partida. Y luego tomar la realidad sin etiquetarla, ni como adversa ni como buena. ¿Para qué perder tiempo en etiquetas? La realidad es, está instalada. Y eso de cantar el tango, de que todo tiempo pasado fue mejor, no sirve para ir adelante. Esa es una de las trabas de nuestra idiosincracia rioplatense: la queja, la pena y el lamento. No nos sirve. Aceptar la realidad y mirar hacia el futuro con ojos de niño explorador es el camino.

Del sacrificio al entusiasmo

- Otra de las cosas que destacás en el libro es la relación del trabajo con el juego, el placer, la pasión y el entusiasmo. Me parece interesante porque el libreto que en general recibimos es el del trabajo sacrificado y aquello de “obtendrás el pan con el sudor de tu frente”...

- Yo lo comprobé: no hay sueldo que pueda satisfacernos del todo, porque cuanto más ganamos, más gastamos; a medida que aumentan nuestros ingresos aumentan la gama de nuestros consumos, y nunca llegamos a fin de mes. Lo que no encontremos adentro, no lo vamos a encontrar afuera. Yo creo --obviamente partiendo de la base de un salario justo y digno--, que hay otras cosas más importantes: lo fundamental es que sintamos que estamos haciendo lo que tenemos que hacer, porque encontrar que el trabajo se corresponde con nuestra finalidad en la vida, nos ayuda a sentirnos realizados como personas. Y de eso nos damos cuenta cuando percibimos que estamos co-creando con los demás y participando de la acción creadora de Aquel o Aquello que cada cual reconoce como superior, póngasele el nombre que se le ponga.

- Es lo que dice la frase de Buda: “tu trabajo es descubrir tu trabajo y luego entregarte a él con todo tu corazón”...

- Claro. Tras la pasión se abre todo. Yo era mujer en una etapa en donde nadie quería tomar mujeres, y sin embargo en cada selección de personal siempre fui incorporada. En toda organización, fuese italiana, americana o pública, me tomaban... ¿Por qué? Porque cuando uno se atreve a ser uno mismo y se juega por lo que quiere, el otro también se relaciona desde el mismo lugar, pone en juego su corazón, su compromiso. Si esto no sucede, seguramente esa oportunidad no era la adecuada para uno y lo está esperando otra mejor, y entonces hay que tomar este intento como práctica para el siguiente. Como dice Paulo Coelho, confiemos en que el Universo conspira a favor de nuestros sueños.   

- ¿Podés sintetizar los conceptos fundamentales de tu curso de reinserción laboral?

- Lo que quiero hacer con el libro es proponer el comienzo de una maestría personal que aún no se enseña en las universidades ni en los colegios secundarios. Está concebido como un taller a distancia: intenta ser un coordinador, un moderador a distancia que genere la reflexión. Cada capítulo tiene un plan de trabajo. Y luego se propone la lectura de los maestros que están involucrados en el marco teórico, que son como veintipico. Creo que para enfrentar esta problemática hay que trabajar en grupos de afinidad: la gente necesita unirse.  

La clave de los seminarios es trabajar la nueva  percepción del mundo y de nosotros mismos. Aceptar la realidad sin caratularla, focalizando sus aspectos positivos y transformándola en un desafío. Después está todo el tema de la comunicación: la vida es una conversación, los negocios, los clientes, los trabajos, se logran en interacciones; de lo que se trata es de establecer procesos empáticos que parten de escuchar al otro para luego expresarnos considerando su punto de vista y transmitiendo nuestro sentir sin herir. Esas son las técnicas básicas de negociación. De ahí ingresamos en la filosofía del ganar-ganar: la idea es dejar de resolver conflictos con perdedores, porque de este modo no están resueltos. El conflicto sólo se resuelve cuando todos ganamos en la medida de nuestra participación, cuando cada uno recibe su parte justa. Después trabajamos la autoestima: para esto hay que tomar contacto con nuestro crítico interior, que es nuestro enemigo principal, y salir de la resistencia al cambio. Por lo común vemos el defecto y lo negativo en cada situación, vemos la crisis y no la oportunidad. Esto viene desde chiquitos, desde que nos dijeron “no” para cuidarnos y nos trasladaron un montón de miedos que actúan como pensamientos limitantes. Y viene también desde el primer instante en que respiramos en el mundo, cosa que si nos produjo dolor, hizo que la vida quedase emparentada con eso y no con el disfrute.

Lo que procuro es que la gente reconozca que la vida es un don maravilloso: al no aprovecharlo, amando además este cuerpo e integrándonos, tiramos por la borda una oportunidad brillante. Dar gracias es parte de este reconocimiento, y vivir con alegría, disfrutar con placer, amar a los otros y darle curso a este don, es agradecer el estar acá, traducido en hechos. Como dijo el Dalai Lama: “No importa si usted cree en Dios o no. La pregunta es: ¿qué es lo que usted necesita para estar bien y hallarse en condiciones de amar al prójimo?”. Para esto, lo primero es amarse a sí mismo, porque desde una copa vacía no hay nada para compartir.

- Desde el punto de vista laboral el punto de partida sería recuperar la vocación abandonada...

- Sí, reconsiderar la inserción del trabajo en nuestra vida es fundamental. Si logramos que nuestra vocación se manifieste y nos sirva para ganar dinero, maravilloso. Mucha gente ha dejado de lado lo que realmente amaba porque “no era rentable”, y en realidad termina verificándosele esto último porque se pasa la vida haciendo algo que no le gusta. Por otra parte, para aquellos que al desarrollar su vocación no consiguen obtener el sustento, de todas maneras el camino correcto es no abandonarla, porque es a través de ella como encontrarán la idea creativa para resolver su situación. Es en los momentos de inspiración, cuando tocamos un instrumento musical o cantamos en un coro, por ejemplo, cuando nos conectamos con nuestra intuición, en una especie de meditación activa que nos lleva a encontrar las respuestas que están dentro. La calidad de vida --que además es calidad de servicio--, no depende tanto del confort como de lo que cada cual lleva consigo. ¡Porque uno vive las 24 horas consigo! Después viene todo el tema de crear la conciencia de abundancia y dejar de transitar la conciencia de escasez: ¡el hombre probó científica y no científicamente que es capaz de hacer lo que antes creía imposible! Estamos viajando a otros planetas, recorrimos las profundidades del mar... ¿qué no podemos hacer, digo yo? Hablar de lo imposible es limitante: si uno piensa que algo es imposible, eso se verifica. Nuestra mente hace posible lo que creamos que es así.

Aprender de los exitosos

- En el libro sugerís bucear en las biografías de los personajes exitosos y ver cómo sortearon los obstáculos que tuvieron que enfrentar. ¿Con qué fin?

- Para tomarlos como ejemplo, para tener fe, para sentir que se puede. En neurolingüística esto se llama modelar la excelencia del otro: porque en realidad todos aprendemos copiando. Lo que propongo es tomar lo mejor del prójimo. Y de este modo, cuando el otro logra algo, en vez de molestarnos o envidiarlo, tratar de aprovecharlo. Creo que cuando uno está seguro de sí, puede valorarse y reconocerse por lo que viene haciendo, que es seguramente mucho más de lo que cree, y dejar de compararse permanentemente.

- O sea: podemos elegir entre mirar la parte llena del vaso, o la vacía...

- Claro, y al funcionar de esta manera, el éxito del otro nos hace el favor de probarnos que nosotros también podemos, porque él está diseñado con el mismo molde.

- Creo que en general los sectores medios argentinos mantenemos una relación con el éxito y el dinero que podría resumirse así: “aspiramos a, pero renegamos de”. ¿A qué lo atribuís?

- Es un problema de ciertas interpretaciones religiosas, entre otros factores. Se piensa que el dinero no es bueno, que es pecado (“de los pobres es el reino de los cielos”), y en épocas más actuales está asociado a la corrupción (“quién sabe cómo lo habrá conseguido”). Esto es terrible, porque en realidad es un merecimiento, como dice Jacob Needleman. El dinero obtenido dentro de normas éticas va en función de la espiritualidad de cada uno. Dejemos de lado a los que hacen negocios en el plano material y no se mueven de allí, porque es lo único que conocen. Al igual que nosotros, van a dejar todo acá, y por otra parte, sin quererlo, van a trabar a sus descendientes con la ley de la herencia, porque el que recibe todo hecho en bandeja tiene más dificultad para sacar a relucir su potencial y corre el riesgo de quedar ahí, pasatistamente, sin afrontar su compromiso de crecimiento.

- Entonces, ¿qué es el éxito, la prosperidad, desde esta perspectiva?

- Como dice Shakti Gawain “la prosperidad es una especie de libertad para hacer y tener todo lo que uno desea sin limitaciones importantes”, no sólo en el plano material, sino en el afectivo y el espiritual, y poder reconocernos por lo que logramos. Yo recién ahora me doy cuenta que todo lo que conseguí me lo merezco. Mi abuela era mucama, uno de mis abuelos era repartidor de pan y el otro zapatero artesanal; mi padre vendía pelapapas por la calle --aunque después llegó a ser vendedor y gerente de ventas de Unilever--, y le costó muchísimo pagarme los estudios. Yo me construí esta posición haciendo varias carreras a la vez con excelentes resultados y sosteniendo en forma independiente mi crecimiento. En síntesis, creo que la prosperidad es un reconocimiento a la decisión de cada uno de partir de sus talentos innatos, valorándolos sin perseguirse por lo que aún no ha conseguido. En la base de la prosperidad está la autoestima.  

- En el libro hablás de la programación para el éxito... Mi impresión es que estamos en una época de demasiada afluencia de literatura “positiva”, y me pregunto si esto no puede generar una nueva “programación”...

- El avance es importante en sí mismo porque nos lleva a otro escalón. Yo propongo, sugiero apenas, un esbozo de pasos, porque la gente lo necesita (“y cómo hago, por dónde sigo”). Después, por supuesto, está todo el otro marco, que tiene mucho de espiritualidad, que es la única red verdadera de contención: armonizar lo material con lo espiritual, lo emocional con lo mental, aquietar la mente y darle lugar al corazón. La programación en sí es muy elemental, son unas pocas páginas dentro del libro. Es que la gente se siente muy perdida y necesita un plan de acción. Pero tampoco le doy una receta de cocina; es más una estrategia, un posicionamiento, un nuevo lugar desde donde pararse para ver, escuchar y reflexionar.

Mientras tanto, hay miseria

- ¿Y cómo explicás que en una sociedad como la norteamericana, que tiene más historia en esto del “self made man”, también haya mucha gente con problemas de vivienda y desempleo?

- Cuando nos encontramos con dificultades para insertarnos en el campo laboral muchas veces equivocamos el camino: al sentirnos desamparados nos colocamos en el lugar de víctimas o en el de culpables, y caemos inconcientementes en la peor actitud, que es la de pensar negativamente, resignarnos o resentirnos. Y entonces esperamos que nuestros problemas se resuelvan desde el afuera, cediendo todo nuestro poder interior. Yo creo que en muchos casos el homeless, el que mendiga, baja la guardia y se declara impotente.

Pienso que la crisis es una crisis de espiritualidad. La competencia feroz nos lleva a colocarnos fuera de nosotros, en lugar de encontrarnos con el ser interior sabio e inteligente que somos, y puede llegar en algunos casos a tornarnos destructivos. Por otro lado, tanto en EE.UU. como en cualquier otra latitud del mundo, se identifica como exitosos a aquellos que hacen dinero o son famosos, y en realidad muchos de ellos terminan, como bien sabemos, destrozando sus vidas. Yo creo que el hombre siempre vive detrás de una búsqueda, como la de Hamlet. ¿Quién soy?, esta es la pregunta del millón. Mucha gente no la puede enfrentar y se evade con el alcohol, las drogas y cosas por el estilo. En todos los momentos de la historia estuvieron los que avanzaron y los que se evadieron. En todas las sociedades lo peor y lo mejor van juntos, los opuestos se balancean.

- Pero también es cierto que hay toda una serie de actividades llevadas adelante por gente muy comprometida y apasionada que no son lo suficientemente valoradas... 

- No alcanza con comprometerse y amar lo que uno hace. Existen además otros factores que construyen el éxito en equilibrio y armonía espiritual. En este sentido “Las 7 leyes espirituales del éxito”, del doctor Deepak Chopra, son una excelente guía. Reflexionar por qué no nos sucede lo que anhelamos (dado que la vida sigue la ley de causa-efecto), y detectar qué creencias profundas sostenemos sin saber que impactan en forma improductiva e ineficaz sobre nuestros resultados, es un trabajo ineludible. Finalmente la realidad nos devuelve lo que buscamos: uno ve lo que quiere, y encuentra sólo lo que busca. Yo no creo que haya una única solución. No creo que nadie tenga las respuestas para cada uno. Pienso que cada cual tiene que ir transitando por todos estos aprendizajes con lecturas, seminarios, o bien recurrir a este tipo de cursos “a distancia”, para ir armando su propio modelo.

- ¿Cómo se articulan tus planteos en el plano social?, ¿qué posibilidades de recomposición visualizás en el corto plazo?, porque lo cierto es que hay mucha gente que no tiene ni para comer...

- Sólo nuestro crecimiento como grupo humano nos llevará a ser solidarios con aquellos que están por debajo del nivel mínimo de subsistencia, colaborando para que puedan  construir sus oportunidades en forma digna, enseñándoles a “pescar” en lugar de darles  pescado, que es la forma efectiva de ayudarlos a crecer.

Creo que lo primero es perder el miedo a la situación, enfrentrar la realidad permitiéndose sorprenderse o maravillarse y salir del lamento. Pensar que estamos aquí tomando un nuevo desafío, como tantas veces les sucedió a nuestros antepasados, y que nos toca ser los nuevos colonizadores de este planeta, con otras reglas de juego. Yo creo que es más probable que las soluciones vengan de abajo que de arriba... creo que el ser humano está sediento de este tipo de enfoques que apunten al ser, a darle respuestas profundas. El que lo encontró en la religión, maravilloso, si lo ayuda a crecer. Pero es una búsqueda de espiritualidad, finalmente, y creo que nuestro tema fundamental hoy es el amor, no estar tan apegados a lo material. Porque en este momento no está infeliz solamente el que no puede ganarse el sustento. Incluso la gente que tiene un empleo está atemorizada por la situación. Por otra parte: ¿a vos te parece que la gente pudiente está feliz? Hay personas que tienen mucho dinero y no disfrutan de lo que tienen. Y andan angustiadas por no perderlo, por eso acumulan cada vez más y viven corriendo, sin disfrutar de lo que sí poseen, ni de los afectos. Entonces no creo que haya que hacer esa separación entre los que tienen y los que no. Pienso que estamos todos en el mismo bote. Medir el éxito sólo por lo material es engañoso.

Pienso que la transformación depende, en definitiva, de la sed interna que cada uno tenga por  vivir mejor. Porque lo que cambia es la conexión de cada uno con la vida. Además, en este camino no está por resolverse solamente el tema del empleo. A veces las personas funcionamos como el tero: pegamos el grito acá, pero el problema está en otro lado. Por ahí andamos mal con nuestra pareja, que nos exige por demás y nos desvaloriza, por ejemplo, y al resolver este plano facilitamos la solución en lo laboral. Otras veces el tema es la salud, la imagen, el vínculo afectivo con un hijo o con los padres, que impacta directamente en nuestro trabajo cotidiano.

En las organizaciones empresarias la base de la pirámide responde muy bien a este tipo de propuestas. Precisan de alguien que les hablé así, al ser humano y al corazón. Porque en realidad las respuestas nunca las tuvimos los de afuera o los de arriba: las tienen ellos. Cuando yo iba a una empresa a hacer un relevamiento para desarrollar un sistema, ¿quién hacía el sistema? La gente; yo lo traducía, lo integraba y lo ordenaba, le agregaba una visión desde mi formación. Pero el dato preciso lo tenían ellos, que eran los que todo el tiempo lidiaban con los temas. Simplemente había que escucharlos, y eso era justamente lo que no hacían sus superiores.

Hoy estamos todos como ratitas, asustados, metidos en cárceles construidas por nuestros pensamientos negativos. Permitimos que el miedo tome el timón de nuestras vidas. Y preferimos escuchar aquellas voces que se siguen quejando, que siguen afinando en ese concierto que no nos lleva a ningúna parte. Entonces cuando aparece alguien como yo, con este libro, que sugiere salidas, a veces me dicen: ¡Qué utópica!, ¡qué optimista!, ¡qué ingenua!... Porque les propongo tomar responsabilidades y ejercer su poder interior.

- ¿Y qué se podría hacer para que esta propuesta llegara a los sectores más marginados de la sociedad?

- Habría que organizar talleres en sociedades de fomento vecinales, sindicatos y organizaciones sociales y deportivas. Yo tengo experiencia como madrina de una escuela rural metida en el Impenetrable chaqueño, donde entre otras cosas remití estos materiales y encontré una docente de vocación que los aplicó. Es una comunidad de diez a quince familias que empezó haciendo una huerta y ahora tiene un panel solar en la escuela y
hasta un programa de radio donde los chicos transmiten este tipo de conceptos. Yo soy una convencida: si hay entusiasmo y compromiso, se pueden hacer maravillas.

 

SUGERENCIAS BÁSICAS

- Necesitamos volver a encontrar la posición mental de nuestros ancestros, que desconocían al empleo como variable asegurada a partir de cumplir con ciertas calificaciones.

- La clave sobre la que usted necesita trabajar es la autoestima, la autoconfianza, la autovaloración, la autoimagen.

- Déjese comprar tal como es, auténtico, genuino, espontáneo, apasionado por realizar aquello que le gusta. En este punto su oferta va a generar la demanda que usted merece.

- El aprender a establecer vínculos sólidos, confiables, comprometidos, duraderos, es la llave en el mercado de hoy.

- Recuerde que el exitoso no es aquel que avanza sin miedo, sino justamente el que enfrenta el miedo, toma el desafío y los riesgos.

Extractado de Se acabó el desempleo, Nora Fusillo, Editorial Norma