Nora Fusillo, en su libro Se acabó el desempleo , de Editorial Norma, propone utilizar el poder mental para transformar el desempleo en una opción para crecer.

Las variables empleo-desempleo asociadas a protección o desprotección laboral son conceptos relativamente nuevos. Antes de la Revolución Industrial, el ser humano vivía en una perpetua incertidumbre. Debía apelar a su ingenio para asegurarse el sustento diario.

 

Con la irrupción de la era mecanicista, la máquina ocupó el centro de la escena y el trabajador pasó a ser un engranaje más de la cadena de producción. Con ritmos y horarios condicionados, perdió independencia e iniciativa en la organización de sus tareas. La relación de dependencia otorgaba ventajas relacionadas con la seguridad de ingresos y beneficios sociales pero quitaba al empleado la oportunidad de orientar sus actividades hacia el logro de sus objetivos.

Hoy, la crisis ocupacional instala temores y angustia en la sociedad. Pero, a su vez, plantea la oportunidad de apelar a la fuerza interior que habita dentro de cada uno para recuperar el control del rumbo laboral.

Nora Fusillo, en su libro Se acabó el desempleo , de Editorial Norma, propone utilizar el poder mental para transformar el desempleo en una opción para crecer.
Vencer el pesimismo

Cualquiera que haya pasado por la experiencia de perder un empleo sabe lo traumático que resulta. El mundo se desmorona, se pierden referentes, grupos de pertenencia y la seguridad de un ingreso mensual.

En los seminarios de reinserción laboral que coordina la autora, es común escuchar a desempleados culpar al entorno y a los demás de su problema. Inmersos en su conflicto, rechazan propuestas y persisten en una actitud negativa; evitan postularse en búsquedas por no reunir el 100 por ciento de los requisitos; se excusan en su edad, sexo, poca experiencia o escasos conocimientos de idiomas o informática como elementos condicionantes de su propio rechazo.

Al posicionarse en los aspectos faltantes, se desechan posibilidades. El secreto consiste en focalizarse en los elementos positivos y a partir de ahí recuperar la confianza en sí mismo. La gente exitosa aprende a valerse de los fracasos y errores, y capitaliza cada tropiezo como una experiencia enriquecedora.
Hacia un nuevo modelo

Todo ser humano construye a lo largo de su vida un sistema de creencias con el que interpreta los episodios que protagoniza y las actitudes de los demás. Esto puede ser un apoyo o un obstáculo, ya que el escudarse en posturas demasiado rígidas impide ver otros puntos de vista.

Así como algunos se escudan en su falta de condiciones para limitarse en la búsqueda de trabajo, otros enaltecen un título o trayectoria laboral y suponen que no encontrarán puestos acordes con sus pretensiones.

Lo cierto es que no existen tareas menores, y todo trabajo es importante en la medida en que aporta valor al conjunto. Sea en empleos, microemprendimientos o como cuentapropistas, es necesario ofrecer un plus, una diferenciación personal para ser reconocido. Cumplir con las funciones de un cargo o anteponer una formación académica exquisita no bastan para garantizar la permanencia laboral. El acopio de información es importante, pero no suficiente.

El modelo de transformación estructural que desarrolla el libro propone modificar la relación con los demás, establecer vínculos sólidos, comprometidos y confiables, elevar la autoestima, desechar las críticas destructivas y recuperar la seguridad en las decisiones propias. Compararse con otros y juzgar sus acciones perjudica las relaciones y genera escepticismo, culpa y resentimiento. Los hechos son inevitables y las reacciones, impredecibles.

Sólo modificando actitudes internas se logrará, aun en los momentos más difíciles, que el flujo de los acontecimientos se torne favorable.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/183992-una-actitud-positiva