Publicado por: UnaMujer.com
Autora: Nora Fusillo

Esta sutil diferencia de palabras puede señalar una actitud equivocada a la hora de buscar trabajo

Uno de los aspectos que más me impactó, dentro de la correspondencia con consultas que recibo, fue la manera en que cada persona puso en palabras su situación laboral. La forma en que nos expresamos refleja cómo pensamos, y esto a su vez es producto de nuestra programación profunda.

El simple hecho de que alguien se refiera a su caso como "soy una desempleada" es muy distinto a que lo defina como "estoy desempleada", o "me encuentro pasando por una coyuntura de falta de trabajo". El impacto en la capacidad de resolución y en los resultados de su búsqueda laboral será completamente diferente en uno y otro caso: el hecho de ser un desempleado supone un estado permanente e irremediable, en tanto estar sin empleo refiere a la transitoriedad de la situación, dejando abiertas las puertas al cambio.

Además, cuando una persona utiliza el término "desempleo", no está teniendo en cuenta el hecho de que el trabajo puede o no ser en relación de dependencia. Es importante reparar en la diferencia que existe entre desempleo y desocupación, y lograr plantearse la búsqueda laboral como la tarea de encontrar una mejor ocupación. Si en cambio expresa su caso en términos de "quiero buscar una solución para mi problema de trabajo" esto demuestra su apertura, a la decisión de resolver el tema y está más allá de la problemática del empleo en sí. De esta forma a la vez se despega del grupo, y con ello de las justificaciones habituales de pertenencia o afinidad con un flagelo común que afecta en forma masiva a la población.

Una mujer que me contactó y me pidió no ser identificada, dijo encontrarse desempleada y sin ninguna posibilidad de trabajar por su cuenta, un poco por la realidad económica estructural de su provincia, otro poco porque sus antecedentes laborales "no interesan" a sus potenciales empleadores. Esta señora comienza bien cuando utiliza la expresión "me encuentro  desempleada", pues se permite un registro "con salida"; pero luego cierra las puertas de golpe.

A mi entender, los resultados que obtenemos en el plano laboral también responden a nuestra programación mental, constituida por nuestras creencias profundas, que se manifiestan en la conversación interna que sostenemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Este rumiado interior abre o cierra posibilidades, condicionándonos o expandiéndonos. Cada vez que declaramos que algo es imposible, que no lo vamos a conseguir, tanto sea por las condiciones del entorno o porque creamos que estamos incapacitados para lograrlo, avanzamos en la confirmación de esta autoprofesía, en lugar de encaminarnos hacia una solución. Pensar que es posible, por el mismo precio, ya que pensar es gratis, se logra simplemente respirando, cambiando el aire y esto nos lleva a un foco distinto que nos permite orientarnos a encontrar nuevas alternativas.

Durante un foro de desempleo realizado recientemente en un municipio del conurbano bonaerense, incentivé a los participantes a describir su situación sin utilizar la expresión "desempleado" ni "desocupado"; el resultado fue sorprendente: ellos mismos terminaron refiriéndose a sus casos como "estoy buscando el trabajo que me merezco" o "estoy diseñando mi futuro para poder disfrutar de mi trabajo", definiciones éstas que los colocaron en una aptitud mental mucho más positiva para encarar sus búsquedas con mejores posibilidades.